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  • Un nuevo uso para una joya escondida de Sevilla, el Pabellón de Marruecos de 1929

    Las exposiciones Iberoamericana y Universal marcaron un antes y un después en Sevilla. Testigo de estos dos eventos son algunos hermosos y singulares edificios situados en diferentes lugares de la capital hispalense.

    Fotografía del Pabellón de Marruecos de 1929 tomada por Miguel Pozo Merino

    Dos de ellos son los pabellones de Marruecos. El de la Exposición Iberoamericana de 1929 se ubica en la avenida Moliní, cerca de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: el parque de María Luisa. Por su parte, el de la Exposición Universal de 1992 está situado en la calle Max Planck, en la Isla de la Cartuja.

    El segundo de los dos edificios mencionados se conoce actualmente como Pabellón Hassan II y alberga la Fundación Tres Culturas, que propone un gran abanico de actividades, como cursos de árabe moderno, de dariya o árabe marroquí y de hebreo moderno, conferencias, conciertos, presentaciones de libros o proyecciones de películas. Sin embargo, el primero era hasta ahora la sede del Servicio de Parques y Jardines de la ciudad, que se trasladará al Pabellón de Telefónica, cuya restauración ha costado casi 1,2 millones de euros.

    Este cambio se debe al hecho de que el Ayuntamiento de Sevilla ha cedido el edificio a la Universidad Pablo de Olavide. Se trata, sin duda, de una excelente noticia, puesto que en él se desarrollará un proyecto cultural, académico y social.

    En este pabellón, realizado por el arquitecto José Gutiérrez Lescura, director de la escuela de bellas artes de Tetuán, y por el pintor Mariano Bertuchi, que desarrolló su carrera en Marruecos durante la época del protectorado español, se llevarán a cabo, entre otras, actividades educativas, conciertos, conferencias, labores de investigación, conciertos, acciones de cooperación internacional, principalmente con Latinoamérica, y representaciones. Todo esto permitirá poner en valor este edificio y acercar la universidad a la ciudad.

    “No es fácil encontrar un espacio para una universidad, pero esto no es un proyecto para que lo disfrutemos solo nosotros y nosotras, sino que queremos aportar a la ciudad de Sevilla en los ámbitos cultural y social, académico y de internacionalización. Queremos llenar de contenido y contribuir al crecimiento de esta ciudad”, ha afirmado el rector, Francisco Oliva Blázquez.

  • La Giralda como esencia de Badajoz

    La palabra «giralda» hace referencia a la «veleta de torre que tiene figura humana o de animal» (Diccionario de la Real Academia Española). Sin embargo, para la mayoría de españoles, la palabra «Giralda», con la letra inicial en mayúscula, evoca la torre campanario de la catedral de Sevilla. Esta edificación, que guarda algunas similitudes arquitectónicas con el minarete de la mezquita Kutubía de Marrakech (جامع الكتبي), fue mandada a construir en 1184 por el califa Abu Yúsuf Yaacub al-Mansur y es hoy uno de los símbolos de la capital hispalense.

    Lo que muchos desconocen fuera de Badajoz es que dicha ciudad cuenta con su propia Giralda, una réplica de la sevillana. Se trata de un edificio de estilo regionalista andaluz cuya construcción finalizó en 1935 y que durante sus primeros años albergó un establecimiento comercial regentado por Manuel Cancho Moreno, los «Almacenes la Giralda».

    Posteriormente, en 1978, el edificio fue comprado por Telefónica, su actual propietaria, que más tarde llevó a cabo una acertada y necesaria rehabilitación. Sin embargo, años después de haberlo adquirido, cerró todas las oficinas que allí se encontraban.

    Imagen de la Giralda y la ermita de la Soledad tomada por Miguel Pozo Merino

    Este edificio regionalista se sitúa en uno de los lugares más pintorescos y bellos de la localidad: junto a la ermita de la Soledad, otro edificio emblemático, que alberga a la patrona de Badajoz (a la que Porrina cantaba desde uno de los balcones de la Giralda en Semana Santa). Asimismo, esta construcción está rodeada de calles llenas de encanto y personalidad. También se encuentra al lado del Museo de Bellas Artes, en el que se exponen numerosas obras, como las del pintor pacense Adelardo Covarsí.

    Si bien está situada en un sitio estratégico de la ciudad, la Giralda se encuentra vacía en la actualidad. Telefónica ha recibido varias ofertas de compra del edificio en los últimos años pero ninguna de ellas ha llegado a término. Varias asociaciones proponen, por ejemplo, que se le dé un uso cultural, como sucede en la actualidad con el antiguo Hospital Provincial.

    Imagen de la Giralda de Badajoz tomada por Miguel Pozo Merino

    Con todo, visitar la Giralda es conocer la esencia, la singularidad, la belleza y la majestuosidad de Badajoz, una ciudad muchas veces denostada y menospreciada desde el desconocimiento.

  • 25 de abril como nexo y símbolo

    Son numerosos los acontecimientos que han marcado la historia de nuestro país vecino, como el terremoto de Lisboa el 1 de noviembre de 1755, la primera invasión napoleónica, llevada a cabo el 18 de octubre de 1807, o la implantación de la República con la que se puso fin a la monarquía constitucional, el 5 de octubre de 1910. Pero si hay una fecha clave sin la que no se comprendería el Portugal de hoy es el 25 de abril de 1974.

    Ese día se puso fin al denominado Estado Nuevo, el régimen dictatorial que estuvo vigente desde 1933, cuya principal figura fue António de Oliveira Salazar, sucedido por Marcelo Caetano. Fueron muchas las consecuencias de la Revolución de los Claveles: desde la restauración de la ansiada democracia, con todo lo que ello conllevó, a la independencia, menos de un año después, de Guinea Bisáu, Cabo Verde, Angola y Mozambique.

    Por su simbología, «25 de abril» fue el nombre que se le dio al puente más representativo de Portugal, que atraviesa el río Tajo y que fue llamado inicialmente «puente Salazar» en honor al dictador. Esta construcción une la ciudad de Almada con Lisboa y facilita el acceso desde el sur del país hacia la capital. Además, se extiende por más de 2 km y destaca por su majestuosa arquitectura.

    Imagen del puente 25 de abril de Lisboa tomada por Miguel Pozo Merino

    Ahora, al 25 de abril de Lisboa le ha salido un puente homónimo en Badajoz, ciudad fronteriza que mira de frente al Alentejo. De este modo, se pretende homenajear al pueblo portugués y a su historia, así como realizar un guiño a este país vecino.

    Se trata del quinto puente con el que cuenta la capital pacense y con 420 metros de longitud cruzará el Guadiana para unir la carretera de Olivenza con la A-5 y la frontera portuguesa. Dicha construcción se inaugurará en los próximos días y posiblemente se celebre un acto que contará con la presencia de António Costa, el primer ministro portugués.

    Sin embargo, la elección del nombre que se le ha dado al puente no ha estado exenta de polémica, puesto que mientras la Junta de Extremadura apostaba por «25 de abril», el Ayuntamiento propuso llamarlo «Bárbara de Braganza», como referencia a la infanta portuguesa que se casó en una pasarela sobre el Guadiana con Fernando VI.

    Imagen del puente 25 de abril de Badajoz tomada durante unas pruebas de carga

    El quinto puente de la capital pacense no es el único de la provincia que supone un guiño a Portugal: ya existen el puente José Saramago, que atraviesa el río Caya, y el Lusitania, en Mérida.